El sadomasoquismo

 

Una historia que comienza con el marqués de Sade, Donatien Alphonse François de Sade, quien además de su título de marqués era un filósofo y escritor de origen francés escritor de numerosas novelas, cuentos, ensayos y piezas para teatro, cuya obra además de prolífica en ella abundaban los antihéroes que protagonizaban historias aberrantes sobre violaciones, las cuales eran justificadas mediante todo tipo de artimañas y mentiras realizadas por sus personajes, literatura en la que siempre triunfo el vicio sobre la virtud, y gracias a su obra fue encarcelado por el antiguo régimen condenado al encierro en un asilo para locos.


Este personaje  paso a la historia convirtiendo su nombre en sinónimo de excitación producida por causar crueldad o dolor a otra persona, a este marques le debemos el termino sadismo, uno que hoy en día sigue siendo tan común y tiene muchos adeptos, desde aquellos que en el acto sexual se visten de cuero y usan látigos para dominar a los demás, a las personas que de alguna forma atormentan psicológicamente a los demás.

 

 

Pero el sadomasoquismo es la conjunción de dos conceptos, sin uno no existe el otro y en este caso la palabra tiene una connotación sexual en la que ambas partes están conscientes, desean y disfrutan de la sumisión o la dominación, que muchas personas considerarían como un trastorno mental, para muchos es un placer indescriptible.

El masoquismo es sentir placer al ser víctima de alguien más, el sentirse dominado los hace disfrutar además de excitarlos, los masoquistas disfrutan la sumisión sufriendo dolor físico y mental. Pero algo que muchos expertos en el tema han observado es que el cambio de rol entre dominación y sumisión es factible y las parejas que lo practican constantemente cambian sus roles.


Un placer que socialmente es prohibido tras bastidores y en muchas parejas es comúnmente practicado, es más hasta existen círculos y las sex shops están llenas de estos artículos llenos de cuero y plumas para las personas que les gusta disfrutarlo, pero claro con responsabilidad y nunca lastimando a la otra persona, solo es cuestión del juego de dominación y sumisión, un juego que está respaldado por una palabra segura que al ser dicha para o termina los juegos y la acción.

Aunque actualmente parece irrefutable que cada persona dirija su vida sexual como quiera, ¿puede permitirse todo bajo pretexto de que forma parte de la intimidad? Y aquí se sitúa el límite: aunque el sadomasoquismo se base en una relación dominante/dominado, no puede infligirse ningún servicio sin el consentimiento de la otra persona. En ese caso, se trataría de una agresión y la víctima tendría derecho a denunciar por agresión a su integridad física y/o agresión sexual.